Las situaciones de peligro pueden sobrevenir en el momento menos pensado. En estos instantes críticos precisamos no fiarlo todo al instinto de supervivencia y tener preparado un amplio repertorio de recursos, que en muchos casos pueden no ser más que unos sencillos trucos, pero que en un momento dado pueden incluso salvarnos la vida.
El ascensor es uno de los sitios preferidos por los agresores, dada la poca posibilidad de escapatoria para la víctima. Pero existe un sencillo mecanismo de defensa de rápida ejecución, consistente en defenderse de un hipotético asalto pulsando todos los botones del elevador que se puedan.
Lo que se consigue con esto es que el ascensor se vaya parando y abriendo en todos los pisos, lo que probablemente desconcertará al agresor propiciando su huida, o bien hará más fácil tu propia escapatoria, siendo más sencillo así mismo que alguien escuche tus gritos de auxilio o sea testigo de la escena.
La anatomía humana está repleta de zonas en las que el más mínimo golpe resulta muy doloroso.
Por ello, conviene tener claros cuales son esos puntos sensibles para que ante cualquier agresión puedas librarte de quien te ataca, golpeándole en los sitios estratégicos.
En la mayoría de los casos no hace falta tener ni la fuerza ni la destreza de un boxeador, simplemente con percutir en el lugar indicado vas a poder defenderte debidamente de cualquier amenaza.
Una simple lata de spray puede ser la mejor defensa ante cualquier tipo de agresión.
Neutralizá al agresor por la vía rápida, ya que quedará momentáneamente cegado, instante que podés aprovechar para escapar y llamar a la policía.
Para ello, aunque existen como es bien sabido sprays específicos para estos supuestos, por ejemplo de mostaza, en caso de que no se disponga de ninguno, también se puede recurrir a una lata de desodorante convencional.
Las trenzas y coletas ofrecen mucha ventaja a un hipotético agresor.
El agresor puede usarlas como agarradero para sujetarte e impedir tus movimientos, provocándote además mucho dolor cualquier intento por tu parte de zafarte de la sujeción.
Por eso, aunque llevar el pelo suelto tampoco te libra de la vulnerabilidad, al menos sí que se reducen ostensiblemente las facilidades para el adversario, al tiempo que siempre podés aplicar vos también la misma medicina.
Gritar bien fuerte es un recurso tan clásico como efectivo.
De modo que si te ves en una situación de peligro hacélo de manera rápida antes de que tu agresor te lo impida, o bien te amenace para que no lo hagas.
Con ello, además de la posibilidad de dejar sordo a tu atacante, como es obvio tendrás ocasión de alertar a alguien que pueda escucharte, incitando también al agresor a huir ante la posibilidad de que alguien venga a socorrerte o llame a la policía.
En situaciones de peligro el celular te puede ayudar de diversas maneras, aunque suene irónico para el tema que estamos abordando.
Además de las más obvias, existen ‘apps’ que, por ejemplo, brindan la posibilidad de avisar a quien vos selecciones en caso de que no hayas llegado a un destino previamente indicado.
De igual forma, si atravesás un barrio peligroso o percibís una amenaza potencial, tener el celular en la mano puede asegurarte un efecto disuasorio que haga desistir a los posibles atacantes de cualquier intento de agresión.
Si poniéndonos ya en un escenario peor.
Un agresor ha conseguido capturarte y te ha atado, lo más probable es que la atadura que te haya realizado no sea perfecta, presentándosete en ese caso posibilidades de escapatoria si aprendés a manejarte con distintos tipos de nudos.
Así, a menos que el atacante sea un consumado experto en nudos marineros, vas a poder recuperar la esencial movilidad de tus manos, incrementando de esta forma tus opciones de salir bien librado de la situación.
Esta zona resulta muy sensible a cualquier golpe.
De manera que podés aprovechar esta vulnerabilidad a tu favor, dejando K.O. a tu adversario el tiempo suficiente como para correr del lugar y llamar al 911.
Eso sí, el golpe es tan doloroso que no resulta recomendable que uses como sparring a ningún amigo para probar tu destreza pugilística, de modo que será mejor que practiques sobre una bolsa de boxeo tu precisión en los golpeos.
Cualquier hogar, por pacífico que sea, dispone de una cantidad ingente de utensilios y herramientas que son susceptibles de poder ser empleados como arma en caso de asalto.
Hacé un mapa mental de todos ellos y de su ubicación porque un día pueden suponer tu mejor defensa.
Así, a menos que el asaltante lleve una pistola, vas a tener más posibilidades de hacer frente a tu adversario, gracias a, por ejemplo, ese cuchillo que esta mañana usaste para untar el pan con manteca.
Para que un anillo sea un instrumento útil de defensa en caso de agresión, no hace falta que sea como el de esta foto.
Con un anillo rotundo como el que aparece en esta imagen, en principio, puede bastar para que con un fuerte golpe dejes lo suficientemente dolorido a tu enemigo para que puedas huir y pedir ayuda a la policía.
Aunque pueda parecer un truco propio de dibujos animados, dependiendo del lugar en el que te encontrás puede resultar efectivo.
Si da resultado y conseguís escapar sin tener que utilizar cualquiera de las otras técnicas que hemos ido exponiendo, llama inmediatamente a la policía para asegurarte que el agresor acabe detenido y esposado.
Aunque no llegues a las habilidades dinámicas de los esgrimistas, no dejes de moverte e impedí así que tu agresor te inmovilice.
Pensá además que cuanto más tiempo pase sin atraparte es más fácil que alguien sea testigo de la escena y acuda en tu ayuda.
Una técnica perfectamente conocida y aplicada por los boxeadores, de modo que no dejes que tu adversario te deje KO y procurá, a falta de opción mejor, moverte todo lo que puedas.
A estas alturas seguro que ya se te ocurrió también que la mejor forma de repeler a un atacante es cagarle a patadas.
Para ello no hace falta tener las habilidades karatekas que se muestran en la foto.
Como saben mejor que nadie los futbolistas, no hay nada más doloroso que una patada en la canilla. Así que, no te prives de dar una buena patada en esa zona en caso de amenaza. Seguro que el agresor no lleva canillera.
Esta es una técnica de ‘destrucción masiva’ asegurada.
Tu atacante va a experimentar así un agudo dolor del que seguro que luego te vas a alegrar cuando consigas ponerte a salvo (porque tampoco es cuestión de que te quedes allí deleitándote mientras se retuerce dolorido).
Suponiendo que puedas hacerlo y en el extraño caso de que no se te haya ocurrido a vos también, te sugerimos esta opción.
Sin que tampoco tengas que hacernos caso en cuanto a que sea el último recurso, pudiendo ser el primero perfectamente.
A quien madruga Dios lo ayuda y a quien corre seguro que no lo atrapa el diablo, de modo que ante una situación de peligro, siempre que tengas la posibilidad salí corriendo como alma que acarrease el ya mencionado príncipe de las tinieblas.
Fuente: ViralNova.com